El dia de Sol
Un domingo calmado, pero a la vez productivo. Estudiar para temible evaluación, mandar el otro exámen pendiente por mail, enterarme de que para las 11 ya había gente rubo a Las Vegas y que poco despues se quedaron atoradas en algun punto. Pero yo creo que lo que más me puso a pensar fue lo de ir a comprar algo para lo de Santa Clause por carta. La carta que escogí no era la que resultaba más barata, pero si se me hizo la más importante. La niña (por lo que me tuvo que ayudar mi madre en esto del regalo) no pedía una enorme lista de juguetes, es más ni si quiera pedia 1 solo juguete, pedía un par de tenis y unos pants, y la verdad, el que esta niña necesitara ropa para su navidad me llegó y por eso escogí esa carta, aun cuando se haya ido al nabo lo que gané traduciendo textos no hace mucho, y drenado mis ya raquíticos ahorros.
Eso me puso a pensar de que le pediría yo a Santa Clause. Hace muchos años ya que dejé de escrbir una carta dirigida a este ente bonachón y regordete, pero si lo haría ¿Qué pediría? Me dejó pensando y aunque el "regalo oficial" será ayudarme a financiar mis par de dias en Las Vegas con las/los flameantes Inges recién egresados, eso no sería lo que me gustaría recibir de regalo. Me fuí salteando de ideas, pero con el estrés de la materia, la incertidumbre del viaje y del futuro en general ya establecido en por lo menos 2 bloques de blogs pasados, quedé que lo que realmente me gustaría recibir no me lo podría dar Santa sacándolo de su mágico contenedor de felicidad. Si acaso, podría generar una reacción en cadena de eventos para que finalmente se cumpliera el regalo, pero aqui ya nos metemos con el libre albendrío, Dios, el destino y un sin fin de cosas más, sin embargo, redactaré mi carta de igual forma.
"Me gustaría tener un instante de tensión previo y un suspenso, a manera de tarjeta y envoltura de mi regalo. Me gustaría tener un sabor de una boca y unas caricias de ella. Además pediría un éxtasis infinitamente corto pero infinitamente recordable, aunado a un abrazo, como todo suspiro y caricia que hace una persona ante ese regalo especial, tan deseado y atesorado, para jalarlo cerca al corzón de uno. "
Y eso es lo que en este momento, quiero para mi navidad.
Eso me puso a pensar de que le pediría yo a Santa Clause. Hace muchos años ya que dejé de escrbir una carta dirigida a este ente bonachón y regordete, pero si lo haría ¿Qué pediría? Me dejó pensando y aunque el "regalo oficial" será ayudarme a financiar mis par de dias en Las Vegas con las/los flameantes Inges recién egresados, eso no sería lo que me gustaría recibir de regalo. Me fuí salteando de ideas, pero con el estrés de la materia, la incertidumbre del viaje y del futuro en general ya establecido en por lo menos 2 bloques de blogs pasados, quedé que lo que realmente me gustaría recibir no me lo podría dar Santa sacándolo de su mágico contenedor de felicidad. Si acaso, podría generar una reacción en cadena de eventos para que finalmente se cumpliera el regalo, pero aqui ya nos metemos con el libre albendrío, Dios, el destino y un sin fin de cosas más, sin embargo, redactaré mi carta de igual forma.
"Me gustaría tener un instante de tensión previo y un suspenso, a manera de tarjeta y envoltura de mi regalo. Me gustaría tener un sabor de una boca y unas caricias de ella. Además pediría un éxtasis infinitamente corto pero infinitamente recordable, aunado a un abrazo, como todo suspiro y caricia que hace una persona ante ese regalo especial, tan deseado y atesorado, para jalarlo cerca al corzón de uno. "
Y eso es lo que en este momento, quiero para mi navidad.
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